Polito considera que es momento de sentar cabeza pues ya es mayor de edad, ya trabaja y tiene un terrenito. Por lo que va y se le declara a la mujer de la que ha estado enamorado toda su vida: La mamá de su mejor amigo. La señora se ríe al escuchar al ingenuo muchacho, pero le da un premio de consolación por haber tenido las agallas de intentarlo.